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Plagas comunes en el olivo

Escrito por Escuela Superior del Aceite de Oliva | 12/12/19 8:08

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Vamos a ver algunos de los organismos de origen animal que causan daños en el olivo con cierta frecuencia. Existen infinidad de agentes que ocasionalmente son capaces de constituir plaga en nuestros olivares, aunque la mayoría de las ocasiones no lo hacen, pero constituyen la fuente de alimentación de innumerables insectos auxiliares que son nuestros aliados en la lucha contra las plagas.

Ácaro del olivo

(Aceria oleae)

Se trata de ácaros de tamaño diminuto y no visibles a simple vista.

Se alimentan de los tejidos tiernos en crecimiento dañando las yemas, hojas, flores y frutos. Los síntomas se visualizan cuando estos órganos ya tienen un desarrollo y tamaño considerable.

Este artrópodo puede causar daños en hojas jóvenes y frutos, pero generalmente de poca importancia. En olivar joven, puede ralentizar bastante el crecimiento.

Suelen darse los ataques en olivos con exceso de abonado nitrogenado, riego y demasiados tratamientos con insecticidas que acaban con la población de depredadores naturales.

Recomendaciones:

  • Realizar tratamientos fitosanitarios en el momento oportuno.
  • Eliminar brotes ”chupones”.
  • Eliminar restos de poda.
  • Controlar la fertilización nitrogenada. ojo al exceso de nitrógeno.

Los controles tempranos, primavera y verano son importantes, principalmente desde la brotación hasta después del cuaje. Siendo más efectivos y disminuyen las posibilidades de daños.

 

Prays oleae

Se trata de una polilla que se alimenta exclusivamente del olivo, estando presente durante todas las estaciones del año, de una u otra forma.

La primera generación (filófaga) se alimenta de las hojas y brotes, actuando principalmente como minadora. Los daños de esta generación son sólo preocupantes en olivar joven, ya que dañan los brotes principales, ralentizando el crecimiento.

La segunda generación se alimenta de las flores, por lo que puede influir en el número final de frutos cuajados. Sin embargo, el olivo produce muchísimas más flores de las que puede llegar a convertir en frutos maduros, por lo que los daños reales de la generación antófaga son muy relativos y rara vez son de importancia económica.

La generación carpófaga, se alimenta de la semilla de la aceituna. La polilla pone el huevo en el cáliz del fruto cuando está recién cuajado, y cuando nace la larva, penetra dentro del hueso. Está todo el verano alimentándose de la almendra, para emerger tras la metamorfosis como adulto en septiembre, derribando la aceituna al salir. Estos daños también son de importancia relativa. Rara vez la caída de frutos por prays afecta a un porcentaje alto de la cosecha.

Hay que tener en cuenta, que cada vez que en el olivo se elimina un fruto, los que quedan en el mismo brote fructífero, se benefician y crecen más. Cuando se trata de olivar de mesa, la caída se produce en fechas cercanas a la recolección, y los frutos que quedan en el árbol no tienen tiempo suficiente para engordar y compensar la caída. Cuando la producción de la finca se destina a molino, y la recolección se realiza bastante tardía, más aún estando el olivo con una cosecha alta, la caída de algunos frutos en septiembre se compensa con el engorde de los demás frutos que quedan en el brote, y apenas hay repercusión económica.

El control de la plaga suele ser químico, aunque cuando hay buenas poblaciones de depredadores naturales en el olivar, los daños se reducen considerablemente. Esta situación se da ante baja presión de insecticidas.

Del mismo modo, olivares que sufren en verano de altas temperaturas y estrés hídrico, no tienen apenas caída de prays de septiembre, ya que las larvas simplemente mueren deshidratadas dentro del fruto, y nunca llegan a emerger como polillas ni a derribar los frutos.

 

Glifodes

(Margaronia unionalis)

En primavera y verano se produce un aumento del número de individuos debido a la existencia de altas temperaturas y a la gran cantidad de crecimiento vegetativo tierno, susceptible de ser atacado. Durante el día las mariposas están escondidas en la cara inferior de las hojas, posándose con las alas extendidas. Tienen su actividad durante el crepúsculo y la noche siendo fácil capturarlas con trampas luminosas. 

La oruga se alimenta de los brotes tiernos del olivo, dañando irremediablemente la yema principal.

Es una plaga habitual en nuevas plantaciones, donde localmente puede tener cierta repercusión económica, al ralentizar el desarrollo de los árboles jóvenes, ya que éstos tienen que volver a brotar por una yema auxiliar y continuar con el crecimiento del brote.

En olivar adulto, también se producen daños, pero suelen ser generalmente de poca importancia económica.

Esta plaga ataca sobre todo a olivos con exceso de vigor por aportes excesivos de nitrógeno y agua, por lo que con una nutrición y riego equilibrados, respetando la fauna auxiliar al no utilizar insecticidas, se minimiza mucho su incidencia.

El tratamiento químico se realiza solo si es necesario y cuando comienzan a ser visibles bastantes brotes dañados, tanto en primavera y comienzos de verano, como en otoño, cuando se dan las máximas tasas de crecimiento vegetativo.

 

Escarabajo picudo del olivo

(Otiorhynchus cribricollis)

Este escarabajo vive de día en madrigueras bajo la copa del olivo. Por la noche, trepa a la copa y se alimenta de las hojas, dejando unas marcas muy características.

Estos daños pueden ser muy graves en plantones jóvenes, porque detienen el crecimiento al reducir drásticamente la relación hoja/madera y la relación hoja/raíz. En olivar adulto, los daños suelen pasar desapercibidos.

El tratamiento químico es complicado, pues aun tratando de noche, los escarabajos se tiran al suelo al percibir vibraciones o luz, no siendo pulverizados con el insecticida.

Suele dar buen resultado, aplicar insecticida en polvo o granulado alrededor del tronco, o cubrir con bandas de tejido los troncos, quedando los individuos atrapados por sus patas y muriendo por el día simplemente por deshidratación e inanición.

 

Barrenillo del olivo

(Phloeotribus scarabaeoides)

Se trata de un escarabajo que en su edad adulta, a lo largo del verano, realiza galerías nutricias en las axilas de brotes pequeños, hojas y aceitunas para alimentarse. Estas galerías debilitan e incluso secan las ramas, hojas y aceitunas. Cuando hace viento o se vibra el olivo, se suelen romper las ramas en cuya base hay una galería nutricia, lo que provoca la pérdida de muchos brotes y con ellos de producción, tanto en el año en curso como en los siguientes.

Los adultos hacen sus puestas durante la primavera, en madera de olivo cuyo tránsito de savia esté detenido, como podría ser un árbol joven dañado por el hielo o una rama rota por el viento, pero sobre todo, las ramas cortadas en la poda del olivar.

En estas maderas se desarrollan las larvas, que emergen a principios de verano en forma de adultos, provocando los daños anteriormente citados. Los adultos son malos voladores, estando por lo tanto los daños muy restringidos a zonas cercanas a donde haya restos de poda. Los daños suelen darse cerca de viviendas y núcleos urbanos donde se almacena leña de olivo.

La principal medida de control, consiste en eliminar los restos de poda lo antes posible en primavera, o bien guardarlos de forma hermética, para que los adultos no puedan acceder a la leña para hacer sus puestas, de las que después saldrían los adultos que dañarían los olivos cercanos.

Cuando se esté en una zona en la que los daños son habituales, se procederá a control químico, tratando cuando la aceituna está recién cuajada, momento que coincide con el pico de salida de adultos de las leñas.

 

Mosca del olivo

(Dacus oleae)

Se trata de la plaga del olivar que más daños económicos provoca. Si bien no daña en absoluto al olivo, sí que produce daños de consideración en los frutos, reduciendo tanto la cantidad como la calidad de la cosecha. La larva llega a consumir un porcentaje importante de la pulpa de la aceituna, lo que supone una considerable merma de peso de los frutos y por lo tanto de la cosecha. Sin embargo, el mayor daño que realiza la larva de la mosca del olivo, no es este.

Cuando la larva termina su desarrollo, emerge bien para pupar en el suelo, bien ya como adulto, al exterior a través de un orificio. Por este orificio irán entrando al interior del fruto, esporas de hongos y la humedad. Conforme más tiempo pasa desde la aparición del orificio de salida en la aceituna, más se deteriorará el fruto por dentro, y peor características químicas y organolépticas tendrá el aceite. En el caso de aceituna de mesa, la hace totalmente inservible.

A finales de otoño, en el olivar encontramos tanto adultos de generaciones anteriores, como larvas en los frutos. Estas últimas larvas suelen pasar el invierno como pupas en el suelo.

En zonas de inviernos muy fríos, la mortalidad invernal tanto de adultos como de pupas es alta, pero con inviernos suaves, como pudiera ser en la costa, llegan muchos individuos vivos a la siguiente primavera. En primavera la nueva generación de mosca del olivo retoma la actividad. Se alimentarán durante la primavera y verano de sustancias azucaradas, tales como néctar de flores o jugos de frutas. Por lo tanto, ambientes con mucha vegetación y frutales, son favorables para la presencia de la mosca del olivo. La temperatura y humedad en verano constituyen el principal factor limitante para la mosca del olivo. A partir de 35 ºC, la actividad y supervivencia de los adultos cae en picado.

Por lo tanto, la incidencia interanual de la mosca en cada parcela, se explica bien con el microclima y hábitat cercano al olivar. Zonas en las que en verano hay pocas sombras, poca agua, poca fruta y temperaturas muy altas, como pueden ser la mayoría de las zonas productivas del sur de España, no son propensas para la vida de la mosca del olivo. En cambio, en zonas de costa o de montaña, con numerosos cauces de agua, huertas, frutales, y sobre todo, sombras, las moscas sobreviven bien al verano y por lo tanto la incidencia será alta.

La actividad reproductiva de la mosca del olivo ocurre entre endurecimiento del hueso y envero. Cuando las temperaturas son inferiores a 35 º C, la mosca hembra es capaz de poner huevos fértiles. Por encima de esta temperatura, no hay puestas viables. La mosca hembra hace sus puestas de la siguiente manera: tantea los frutos con su oviscapto, para poner un huevo en los frutos que le gusten, que serán aquellos que no estén sufriendo estrés hídrico y llevan un buen ritmo de crecimiento y maduración. Estas picadas son la mejor manera de monitorear la actividad de la mosca en nuestra finca. Sin embargo, el que haya picadas, no quiere decir que la mosca esté dejando huevos en los frutos. Las picadas no dejan huevo si las temperaturas son demasiado altas o si el fruto no es del agrado de la mosca, por estar demasiado verde o demasiado deshidratado. El número de picadas, solo nos indica la cantidad de moscas hembra activas que hay. Para saber si las picadas son fértiles, simplemente cortamos un trozo de carne del fruto alrededor de la picada, y así podemos ver si ha comenzado el desarrollo larvario mediante la visualización de la galería nutricia.

Conforme avanza el verano, la integral térmica diaria va disminuyendo. En paralelo, van ganando grosor las aceitunas. El porcentaje de picada con huevo fértil, será cada vez mayor. De las primeras picadas, a las pocas semanas, emerge la primera generación de moscas de la campaña. A partir de este momento, el índice de picada aumenta exponencialmente, ya que se van solapando generaciones de moscas adultas. Si las aceitunas en verano padecen estrés hídrico, no son atacadas por la mosca. Si el olivo tiene una alta cosecha, las aceitunas están duras y verdes, y son menos atacadas.

Normalmente, las variedades de mesa o las más gruesas de frutos dulces y menos amargos son las predilectas por la mosca. Por lo tanto, en olivos con cosechas medias o bajas, de variedades de frutos gruesos, con veranos suaves, es donde hay que prestar mayor atención a la mosca. Conforme se acerca el invierno, la actividad va disminuyendo, llegándose a reducir en zonas frías y no desapareciendo en zonas cálidas de costa.

Existen diversas medidas de control, pero casi siempre con una eficacia limitada. Lo primero sería procurar que los frutos sean lo menos apetecibles para la mosca. Esto se consigue restringiendo el riego en verano, o tratando con caolín o tierra de diatomeas nuestros olivos. Las estrategias de control químico serían por un lado el parcheo o tratamiento en bandas, y dentro de los tratamientos totales, los adulticidas y los larvicidas.

El parcheo consiste en aplicar pequeñas manchas de una mezcla de atrayente con insecticida en puntos concretos de la copa de algunos olivos de la finca. A estas manchas irán las moscas a alimentarse, y morirán poco después, disminuyendo así la población de adultos y por lo tanto la picada. Este sistema es económico y respeta la fauna auxiliar, por lo que es una buena estrategia de control si se comienza a aplicar en cuanto se detecta actividad a principios o mediados de verano. Existen incluso insecticidas para uso en agricultura ecológica, que están siendo también usados en agricultura convencional. Otra modalidad del parcheo sería el tratamiento en bandas con avionetas, que se realiza en zonas amplias por asociaciones de agricultores, y tiene muy buena eficacia. Hoy en día en muchas zonas se realiza precisamente este tratamiento en bandas con insecticidas autorizados en agricultura ecológica. Se pueden usar también trampas con atrayentes, que funcionan de forma similar al parcheo, y son el método de control más utilizado en agricultura ecológica.

Cuando se opta por tratar la totalidad de la copa del olivo, se puede tratar con enfoque adulticida o larvicida. Los tratamientos adulticidas reducen, de forma similar al parcheo, la población de adultos, y con ello las picadas. Se suelen usar insecticidas de bajo impacto ambiental y corto plazo de seguridad como los piretroides. Sin embargo, si ya se han producido picadas, este tratamiento no es eficaz porque las larvas continúan con su desarrollo y por lo tanto deteriorarán los frutos.

Cuando ya exista un amplio porcentaje de aceituna picada con larva, el tratamiento total larvicida es la mejor opción. Los insecticidas usados para este fin, son sistémicos y tienen un alto impacto en la fauna auxiliar, por lo que esta opción es conveniente usarla sólo como último recurso. También se pueden combinar las distintas modalidades de control en una misma campaña y finca, dependiendo de la situación.Una medida pasiva de aminorar los daños por la mosca, sería la recolección temprana. El deterioro del fruto picado es progresivo a lo largo del otoño y el invierno, por lo que si se realizan recolecciones tempranas, apenas se ve perjudicada la calidad del aceite obtenido.

Por lo tanto, en zonas de alta incidencia de mosca, la recolección temprana permite seguir obteniendo aceites de buena calidad, teniendo en cuenta, que las demás medidas de control, van a tener un éxito del 100 %, y siempre habrá frutos picados.