Previsión producción de Aceite de Oliva en España Campaña 2023/24

07 ago, 23 | Actualidad

Para la previsión de la producción de aceite de oliva,para la próxima campaña 23/24,  tomaremos como referencia la biología reproductiva de las yemas de flor del olivo en España, siendo que estas cifras serán representativas en cuanto a producción mundial de aceite de oliva se refiere. 

La cosecha del olivo está principalmente determinada a finales de otoño. Sin embargo, hay que tener presente que la cosecha se ve influenciada por todos los acontecimientos que ha vivido el olivo desde casi un año antes.

Alrededor del endurecimiento del hueso, entre junio y agosto, ya están desarrolladas la mayoría de yema, y, estas yemas serán las  que al año siguiente darán lugar a las inflorescencias del olivo. Estas futuras yemas de flor van registrando el nivel de nutrientes de cada momento, la disponibilidad de agua, el nivel de cosecha, etc. para modular su desarrollo.

Existen dos extremos de desarrollo de estas futuras yemas de flor. En el peor de los casos, si las condiciones han sido pésimas, las yemas revierten su estado reproductivo para producir yemas vegetativas, que producen hojas y tallo en vez de flor, por lo que la cosecha del año en curso se anula. Cuando las condiciones han sido óptimas, las yemas desarrollan grandes inflorescencias, con muchas flores, flores fértiles hermafroditas la mayoría de ellas, que cuajan muchas aceitunas, tantas que el olivo tiene que descartar la mayoría.

 

Situación productiva y climatológica desde verano de 2022

A rasgos generales, la cosecha pasada fue baja, por lo que la inducción floral, era buena para esta campaña 2023/24: la mayoría de las yemas, venían predeterminadas a producir flor, no hoja.

Hablemos del clima. El verano de 2022 no fue exclusivamente atípico para el olivar en el grueso de zonas productivas. Sin embargo, el otoño 2022 pluviométrica mente hablando, apenas existió, pues las lluvias fueron muy escasas en la mayoría de zonas productivas, disminuyendo drásticamente el desarrollo final del fruto, donde se forma casi todo el aceite.

Aunque pudiera parecer lo contrario, esta contingencia fisiológicamente hablando apenas perjudica la cosecha siguiente, sino al contrario, pues la carga final es baja, lo que al olivo le cuenta como cosecha baja.

Lo que sí que ocurrió en muchos olivares es que se produjeron recolecciones estando el olivo con estrés hídrico, lo que dañó físicamente a  la planta, cosa que restó productividad potencial para el siguiente año.

 

Situación productiva y climatológica desde invierno 2022/23

El invierno 2022/23 fue pluviométricamente habitual, pues diciembre fue lluvioso. Pero este diciembre no compensó el déficit hídrico, tanto en suelos, como acuíferos y embalses, que se arrastraba con grandes déficits. A finales de invierno, se produjeron fuertes heladas, que dañaron muchos olivares, sobre todo aquellos ubicados en valles y vaguadas, debido a la inversión térmica. Este fue otro golpe a la producción potencial de 2023.

La primavera ha sido seca en todas las zonas productivas. La brotación se produjo con el suelo seco, por lo que las inflorescencias se desarrollaron tarde y con pocas flores fértiles. A finales de primavera las temperaturas fueron anómalamente altas, lo que aceleró el desarrollo final de las inflorescencias.

Esto provocó una floración adelantada, que debido a lo seco del suelo, no tuvo apenas cuajado, pues o bien se secaron las inflorescencias antes de abrir la flor, o bien se secaron al abrir, o bien las flores eran en su mayoría flores masculinas que no portaban órganos femeninos ni posible cuajado.

Al llegar mayo el panorama climatológico cambió, y las temperaturas descendieron y se produjeron lluvias generalizadas, situación que continúa hasta mediados de junio. Incluso estas lluvias han sido excesivamente elevadas en Italia y Grecia. Estas lluvias apenas han podido beneficiar a las zonas de floración temprana, en las que la escasa aceituna ya estaba cuajada.

En zonas donde la floración ha coincidido con la aparición de las lluvias, tampoco ha llegado a haber un beneficio notable, pues los órganos de la flor ya estaban preformados y la lluvia no ha podido influir en ello de forma determinante.

En España, en zonas tardías del sureste la lluvia sí ha sido capaz de influir en el cuajado del fruto, pues la flor aún no estaba del todo preformada y con el suelo bien húmedo, el olivo ha aprovechado este recurso aumentando el nivel de fertilidad de sus inflorescencias.

 

Balance

Actualmente, en verano de 2023, la cosecha potencial es bastante baja. Las lluvias de mayo y junio han llegado tarde a la mayoría de olivares.

Podríamos estar ante una producción en la horquilla de 1 - 0.5 millones de toneladas, que se irá moldeando de aquí a finales de otoño, según temperaturas, plagas y lluvias.

Concretando por zonas productoras, en España:

En Extremadura la cosecha es media, pues diciembre fue algo más lluvioso que en otras zonas y el olivo floreció en mejor situación.

En Andalucía, en las zonas tempranas y medias la cosecha es baja, siendo mejor en las zonas altas orientales. El centro de Andalucía, con las campiñas de Jaén a la cabeza, aportan el grueso de la producción nacional, por lo que si estas zonas fallan, la cosecha nacional es baja.

En Castilla la Mancha la situación es análoga a la andaluza, con algo más de cosecha en las zonas más orientales.

En Murcia la cosecha es en general baja, pues los olivares son en su mayoría tempranos y las lluvias llegaron tarde.

En la Comunitat Valenciana, el cuajado se ha visto en general beneficiado por las lluvias, pero están apareciendo bastantes problemas con el repilo, y es previsible que pronto aparezcan problemas con la mosca.

No obstante, será a primeros de otoño cuando la previsión de la campaña 2023/24  tendrá mayor determinación.

 

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